viernes, 1 de julio de 2011

Máscaras: Otra vuelta de tuerca - H. James

... Observé el rostro del niño, donde el brusco cese de la ironía mostraba hasta qué punto lo había estragado el malestar. Era prodigioso que al fin, gracias a mi triunfo, sus sentidos estuvieran sellados y la comunicación rota; Miles se sabía en presencia de algo que ignoraba, e ignoraba que yo también estaba en presencia de lo mismo y sabía qué era...
Cap. XXIV.



[...] Ella, la institutriz, que es incapaz de afrontar sus sensaciones, de conectarse con sus propias emociones, de sentir como Miles, que virgen, natural, puro, sí puede hacerlo. Ella es la que triunfa y es aquí donde encuentro el verdadero horror de la novela. En este fragmento en el que ella se yergue sobre él, triunfante, porque ha logrado sellar los sentidos de Miles, romper su capacidad de comunicarse y lo planta frente a lo que desconoce. Ya desarmado, su corazón no es capaz de enfrentarlo, dejando de latir [...] La lámpara se alza al fin, artificiosa y descubre oscuridades que no pueden enfrentarse sin la capacidad instintiva, primigenia, de lo inocente y lo salvaje [...]

Fragmento de mi última evaluación de la lectura dirigida de "Otra vuelta de tuerca" de Henry James.

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