lunes, 28 de diciembre de 2009

Mimesis y Mundo Ficcional (Cont. Glosario)


Dos nuevos términos para el Glosario de Teoría Literaria I: Mimesis y Mundo Ficcional o Mundo de Ficción:




Imagen: Typecuts


MÍMESIS
Artificio mediante el cual el arte busca reproducir, recrear y representar, a través de la imitación, la realidad natural mejor, peor o tal como es o debiera ser para producir goce y placer estético por su grado de perfección y semejanza y que la literatura logra a través de una disposición particular y creadora del lenguaje.

El término mímesis en su acepción clásica aristotélica refiere a “imitación de la naturaleza” y está íntimamente ligada al ser humano por su capacidad de imitar, de simular, aprender a través de ella y tener la facultad de sentir placer al hacerlo y la pulsión de perfeccionarla para tratar de producir la mayor semejanza posible con el objeto de imitación, que es lo que origina, finalmente junto al aprendizaje que conlleva, sorpresa y goce de esa simulación. La literatura como arte no escapa de esta pulsión; se vale del lenguaje, del discurso, para imitar su objeto, para reproducirlo. Por ejemplo, detallando de modo secuencial y lógico un objeto, personaje o acción, ya sea mediante la narración o la descripción. Aunque esta relación de detalles se lea en un sentido horizontal, las imágenes que logra transmitir el poeta se superponen verticalmente hasta re-construir en la psique del lector/oyente el objeto que está reproduciendo, imitando, re-creando. O cuando mediante la simulación de un diálogo, el poeta nos presenta a los personajes como si ellos existieran y sus pensamientos e ideas fueran expresados independientemente de su creador. De este modo la literatura se convierte en artilugio de imitación y re-creación de la realidad y emplea la mímesis como artificio para lograrlo, usando el lenguaje del mismo modo que el pintor usa los colores o las sombras para reproducir su objeto.

Ahora bien, hablar de imitación de naturaleza es referirse no sólo a aquello que nuestros sentidos son capaces de percibir, sobre todo visualmente, sino también a aquello que nos es esencia de la vida, del ser humano, pensamientos y sentimientos, caracteres, acciones. Si bien todo lo que nos rodea es la realidad natural y los objetos que crea la naturaleza y los que crea el hombre son parte de ella, también lo son las emociones y los pensamientos que conforman la esencia del ser humano. Estos también son susceptibles de representación, de imitación, y la poesía recrea precisamente aquello que concierne al ámbito esencial del ser humano, que mueve la vida del hombre, la vida misma. Cuando la literatura -y muy especialmente la poesía- hace de estas entidades su objeto de imitación se convierte en fuerza creadora por antonomasia.

Por otra parte, la realidad puede ser imitada tal y como se nos presenta, pero además el artista tiene la potestad de transformar esa realidad y re-crearla de modo tal que conmueva en el lector el efecto sensorial o psicológico que éste desea, bien sea representando la realidad peor o mejor de lo que es, o de la forma como cree que “debería ser” aunque siempre unida a la naturaleza y al mundo que conocemos como referente en un grado más o menos cercano.



Bibliografía y consulta:
Aristóteles. (2006). Poética. Monte Ávila Editores Latinoamericana, C.A. Caracas, Venezuela. pp XII (Intro. J. A. Capeletti) 1-10.
Barthes, Roland. (1977). “Introducción al análisis estructural de los relatos” En Silvia Niccolini (comp.). El análisis estructural. Centro Editor de América Latina, Buenos Aires. Traducido por Beatriz Dorriots.
Castillo Zapata, Rafael. “Claves de estudio”. Material suministrado por el Profesor.
Dolezel, Lubomir. (1987). Teorías de la Ficción Literaria. “Mímesis y mundos posibles”. Madrid, España. pp. 69-77.
Genette, Gérard. (1997). Teorías de los Géneros Literarios. “Géneros, «Tipos», Modos”. Editorial Arco Libros. Material suministrado por el profesor. Pp. 183-185, 202-209.
Platón. (2007). La República o El Estado. Libros II, III y X. Editorial EDAF. Madrid, España. pp. 93-103, 105-123, 383-400.
Consultas en la red: Cabrero María del Carmen (UNS). “SANTIAGO G. BARBERO: La noción de mímesis en Aristóteles.” Colección Ordia Prima Studia 2. Córdoba. Ediciones del Copista, 2004. ISBN 987-563-044-6. Disponible en: http://www.scielo.org.ar/pdf/circe/n10/n10a19.pdf



Imagen en Psikeba: Revista de psicoanálisis y estudios culturales

MUNDOS DE FICCIÓN O MUNDO FICCIONAL:
Relaciones de “espacio/tiempo” integrados, tal y como su referente original, por individuos, objetos, acciones, etc., dotados de sus propias cualidades de existencia, que pueden co-existir en alteridad con el mundo de la realidad natural ya que se legitiman por su conformación y orden lógico y coherente y su potencia de convencimiento y probabilidad.

El mundo ficcional, en cuanto literario, no existe en la realidad natural, pero nace de ella y está inmerso en ella. Es una relación de espacio – tiempo, un lugar “otro”, en un tiempo “otro” distinto al nuestro, en que habitan individuos que atienden a una lógica y un orden de existencia determinado, por su creador (poeta) pero que se nos presenta de modo tal que nuestra atención y emoción obvia los hilos de la marioneta (el personaje), el falso escenario (muebles, objetos, etc.), la incongruencia de otro tiempo (futuro, pasado o que nunca será o fue) y acciones que transcurren al mismo tiempo que nuestro reloj nos indica que debemos ir trabajar o a otra actividad de nuestro mundo real, lógico y palpable. Ese mundo ”otro”, creado de la ficción, de la imaginación de su autor, con todos los elementos que lo configuran y definen es un mundo ficcional y la razón por la que como lectores o receptores del mismo “no vemos” los hilos de la marioneta o no nos importan y aceptamos su validez, lo legitimamos con nuestra credibilidad y lo rescatamos de la falsedad reviviéndolo mediante enlazamientos con la realidad que nuestra propia experiencia, conocimiento y actitud expectante nos permite, es porque su creador lo ha configurado de tal modo y así lo aceptamos, mediante un pacto ficcional, gracias a la validez lógica, ordenada y coherente de su proposición, cualidades necesarias para otorgar existencia a ese mundo “otro”, falso, instantáneo y susceptible de desgaste y caducidad.

Ahora bien, no siempre el referente del mundo de ficción es nuestra propia realidad natural, también puede serlo otro mundo no realizado pero es también posible en tanto nos permita, precisamente, desentrañar la estructura de su posibilidad desde nuestra consciencia y nuestra verdad como describe, por ejemplo, este pasaje de J. Cortázar en Rayuela: “Internarse en una realidad o modo posible de una realidad y sentir cómo aquello que en una primera instancia parecía el absurdo más desaforado, llega a valer, a articularse con otras formas absurdas o no, hasta que del tejido divergente (con relación al dibujo estereotipado de cada día) surge y se define un dibujo coherente que sólo por comparación temerosa con aquel parecerá insensato o delirante o incomprensible.” (Cap. 97).

Bibliografía y consulta:
Aristóteles. (2006). Poética. Monte Ávila Editores Latinoamericana, C.A. Caracas, Venezuela. pp. 12.
Castillo Zapata, Rafael. “Claves de estudio”. Mat. Suministrado por el Profesor.
Cortázar, Julio. (2005) Rayuela. “Capítulo 97”. Ediciones Cátedra. Colección Letras Hispánicas. 18ª Edición. pp. 607.
Dolezel, Lubomir. (1987). Teorías de la Ficción Literaria. “Mímesis y mundos posibles”. Madrid, España. pp. 70-84.
En la red: González, Alberto. “Los textos ficcionales como mundos posibles.” http://servicio.cid.uc.edu.ve/educacion/revista/a2n20/2-20-12.pdf
Calificación obtenida: 20/20

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Canon y Discurso Literario (Cont. Glosario)

Otro par de definiciones: Canon y Discurso.












CANON LITERARIO:
Convención cultural de una comunidad determinada mediante la cual cataloga, a través de sus autoridades, las obras y/o autores que considera representativos y modélicos del fenómeno literario y por ello dignos de estudio, imitación y conservación.

El canon es un establecimiento convencional, una regla y orden que busca unificar e integrar cuanto manifiesta y conforma la identidad doctrinal de una comunidad determinada.

Indiscutiblemente, la cultura de una sociedad influye en sus ciudadanos y los creadores que forman parte de ella no están exentos de esta realidad. Al mismo tiempo, ellos intervienen en esa sociedad y cultura, bien sea como detractores o defensores de su ideología e idiosincrasia. La cualidad integradora de la cultura y la necesidad de las comunidades en general, de tener identidad propia y coherente, establecen los principios, preceptos, valores, estándares que describen y distinguen su particularidad en cuanto a sus manifestaciones artísticas, políticas, religiosas, etc. La literatura, aunque en su esencia no tenga el objetivo expreso de hacer cultura, está en estrecha relación con ella, y ambas conviven nutriéndose una de otra y afectándose en este intercambio constante. De esta manera la literatura, como fenómeno expresivo de una sociedad, es sometida a la consideración de los valores y principios que la constituyen, buscando a través de sus instituciones académicas y culturales (universidades, entes gubernamentales, historiadores, críticos, etc.) solidificar los fundamentos de su identidad para preservarla en el futuro mediante el establecimiento, según sus criterios particulares, de los rasgos que determinan que las obras literarias o sus autores sean representativos de ella y configurando con ellos su canon literario oficial: las obras y/o autores que mejor exponen o ponen de manifiesto lo que consideran como literatura, según sus convicciones y principios, y que por ello, deben ser leídas, estudiadas y conservadas como su reflejo y modelo.

El canon literario se establece a lo largo del tiempo y aunque cada individuo pueda conformar su canon particular con aquellas obras que considera un referente cósmico, fatal y determinante de su concepción universal, prevalece sobre éste el canon oficial determinado e impuesto convencionalmente por el criterio arbitrario de las instituciones investidas de la autoridad sociocultural suficientemente reconocida para establecerlo como tal.


Bibliografía y consulta:
Borges, Jorge Luis. Obras Completas. “Sobre los clásicos”. pp. 772-773.
Blanchot, Maurice. El Diálogo Inconcluso. “La literatura otra vez”. Monte Avila Editores. Caracas. pp. 613-619.
Castillo Zapata, Rafael. “Claves de estudio”. Suministrado por el Profesor.
Mignolo, Walter. El Canon Literario. “Los cánones y (más allá de) las fronteras culturales (o ¿de quién es el canon del que hablamos?)”. Editorial Arcolibros. pp. 237-247.
Sullá, Enric. El Canon Literario. “El debate sobre el canon literario”. Editorial Arcolibros. pp. 11-19.





DISCURSO LITERARIO:
Tipo particular de discurso que re-dimensiona las formas y el contexto de enunciación y recepción comunicacional valiéndose de recursos lingüísticos, estilísticos y retóricos para relacionar hechos y/o circunstancias con vigencia temporal y potencialidad semántica infinitas, más allá de la función pragmática del lenguaje.

El proceso comunicacional del hombre está presente en todos los actos de su vida y los elementos que conforman este proceso, funcionan entre sí para lograr que la transmisión y recepción del mensaje o la información ofrecida o requerida se produzca eficaz, efectiva y oportunamente. Este proceso comunicacional es discurso y es empleado particularmente en todos los ámbitos humanos. La política, las distintas profesiones, la religión, las instituciones culturales y educativas, por mencionar sólo algunos de estos ámbitos específicos, y aún el habla común, se sirven de determinados tipos de discursos que difieren entre sí por la forma y el contexto en el que son enunciados y por su fin: buscan el intercambio de información con objetivos prácticos específicos destinados al “consumo inmediato” para lograr determinadas reacciones, respuestas, cambios de ánimo, pensamientos, etc., tanto en el receptor como en el emisor; es decir, persiguen un fin pragmático que se pone de manifiesto en el ámbito socio cultural del hombre de forma instantánea o en un momento determinado. El discurso literario aunque se distingue también por su contexto y formas de enunciación, sus ámbitos particulares de producción y recepción y la actualización de sus elementos comunicacionales como ocurre en otros tipos de discursos, tiene la particularidad de valerse de todos ellos respetando sus normas enunciativas y reglas lingüísticas, además de perseguir como fin no uno pragmático, sino uno que a pesar de no tener un objeto práctico inmediato para la sociedad y la cultura, se sirve de ella y la alimenta y enfrenta al receptor con una disposición artificiosa de los recursos lingüísticos y retóricos para lograr permanencia y vigencia temporal constante y continua e intensificar su potencialidad semántica. En fin, el discurso literario es empleado por la literatura para lograr las cualidades textuales que le son tan características aunque también suele llamarse discurso literario al tipo de discurso empleado en el contexto literario de la producción, edición, consumo y estudio de las obras (teóricos, críticos, escritores, editores, etc.) y la Literatura en general.

Bibliografía y consulta:
Brioschi, Franco y Constanzo Di Girolamo. Introducción al Estudio de la Literatura. “El objeto literario”. Editorial Ariel. Barcelona, España. pp. 17
Castillo Zapata, Rafael. “Comentarios al texto de Jonathan Culler ¿Qué es la literatura y qué importa lo que sea?”. Material suministrado por el Profesor.
Cortázar, Julio. (2005) Rayuela. “Introducción Edición de Víctor Amorós”. Ediciones Cátedra. Colección Letras Hispánicas. 18ª Edición. pp. 15-88 y otras.
Eagleton, Terry. Una Introducción a la Teoría Literaria. “Introducción: ¿Qué es la literatura?”. FCE. México. Pp 12.
Marchese, Angelo y Joaquín Forradellas. (1991) Diccionario de Retórica, Crítica y Terminología Literaria. “Discurso”. Editorial Ariel, S.A. Barcelona, España. 3ª. Edición. pp. 103-104.
Van Dijk, Teun A. Estructuras y Funciones del Discurso. Siglo XXI Editores.




Calificación obtenida: 20/20